La película de casi tres horas, dirigida por Matt Reeves, presenta a un tenso y angustiado Bruce Wayne (Robert Pattinson) sumido en una ciudad carcomida por la corrupción y la desidia. En Venezuela 43.945 espectadores la vieron en su primer fin de semana
Fuente: El Nacional
Hace casi 14 años Christopher Nolan sorprendió al mundo con la que para
muchos es la mejor película de Batman: The Dark Night. Precedida por Batman
Begins, The Dark Night no es solo una historia de superhéroes, sino una obra de
arte que redefinió las posibilidades del cine de cómics, según críticos como
Roger Ebert, del Chicago Sun-Times.
Lo interesante de Batman es cómo cada vez rompe con el mundo clásico de
los superhéroes para acercarse a la realidad. Si hay un superhéroe que en los
últimos años ha sostenido diálogos muy directos con la actualidad, sin dejar de
ser entretenido, ese es Batman. La trilogía de Nolan dejó personajes como el
Joker y Bane que no se alejan de figuras tipo Osama bin Laden, y ahora The
Batman, la propuesta de Matt Reeves, muestra una narrativa aún más oscura y
repleta de referencias políticas y sociales con un villano, el Acertijo (Paul
Dano), inspirado en los extremistas radicales.
Protagonizada por un tenso y angustiado Robert Pattinson, The Batman,
que en Venezuela en su primer fin de semana fue vista por 43.945 espectadores,
comienza con la preocupación de Bruce Wayne luego del asesinato del alcalde de
Ciudad Gótica, Don Mitchell Jr. Es una primera parte en la que el personaje
reflexiona sobre lo que significa combatir el crimen y los drogadictos a medida
que se convierte en algo prácticamente incontrolable. En cámara se muestra, con
la voz en off de Wayne, una metrópolis triste, desolada y decadente, que
recuerda a la ciudad futurista de Blade Runner.
Así será durante las casi tres horas de película: una atmósfera tétrica
y un ritmo que combina la acción y lo detectivesco al estilo de El halcón
maltés. Llama la atención también las diferentes perspectivas en que se cuenta
la historia, por ejemplo la secuencia en moto de la primera parte, con la
cámara encima del manubrio, o cuando Batman pasea su mirada por el club
nocturno a través de los lentes de contacto que le pone a Catwoman (Zoë
Kravitz).
Las frustraciones de Batman crecerán a medida que investiga y se da
cuenta de que no hay absolutamente nadie a salvo de la corrupción en Ciudad
Gótica. Desde los políticos más prominentes hasta la persona que más admira, su
padre, son sospechosos para él. En su primera aparición, Batman responde “soy
la venganza” cuando un grupo de criminales despavoridos le preguntan quién es,
pero tras enfrentar cara a cara al Acertijo, y de darse cuenta de que sus
fuerzas no son suficientes, comienza un proceso en el que se cuestiona su
propia filosofía.
El crítico A. O. Scott, del diario The New York Times, considera que la
oscuridad en The Batman es omnipresente y literal. Recuerda que en los 60
Batman era “juguetón”; en los 80, durante la época de Michael Keaton, George
Clooney y Val Kilmer, fue “un poco playboy” y en el siglo XXI, a partir de Nolan,
desapareció cualquier alegría o travesura en el personaje. Para él, en esta
nueva entrega es un problema “la pesada seriedad que se cierne sobre la
película”, pero concluye diciendo que quedó con ansias por ver un próximo
capítulo.
Parece que es esta la marca del universo de Ciudad Gótica. No solo sufren Batman y Catwoman por la decadencia, también sufren los villanos, como el Joker de Joaquin Phoenix en la película dirigida por Todd Phillips. Al final, según esta narrativa, el problema sería la corrupción en los sectores poderosos, de los ricos, una apreciación que podría ser peligrosa. Así lo considera el Joker, y por eso es quien es, y es la misma opinión en The Batman que tiene Catwoman cuando dice: “Lo único que importa son los blancos privilegiados”
No hay comentarios: