Con una tasa de incidencia de 550 infecciones por cada 100.000 habitantes en siete días, Baviera es una de las regiones más afectadas por este repunte de la epidemia
Fuente: El Nacional
Debido a la
falta de plazas en la unidad de cuidados intensivos, el personal del hospital
bávaro de Frisinga trasladó a un enfermo de covid-19 a un establecimiento del
norte de Italia, una medida inédita en Alemania desde el inicio de la pandemia
de coronavirus.
En los 18 meses
de pandemia, los hospitales alemanes han sido solicitados regularmente para
atender a enfermos de países europeos desbordados.
Sin embargo,
desde octubre, con la nueva ola de covid-19, la primera economía de Europa se
pregunta cuánto durará su sistema de salud.
«La semana
pasada tuvimos que trasladar a un paciente a Merano, Italia, porque no teníamos
capacidad de acogida, y los hospitales bávaros circundantes también estaban
completos», explica a la AFP Thomas Marx, director médico del hospital de
Frisinga, una ciudad de 50.000 habitantes.
Con una tasa de
incidencia de 550 infecciones por cada 100.000 habitantes en siete días,
Baviera es una de las regiones más afectadas por este repunte de la epidemia.
«Estamos al
límite de nuestras capacidades», explica preocupado el doctor Marx, de 43 años
de edad. Su unidad de cuidados intensivos cuenta actualmente con 13 pacientes,
«tres más que nuestra capacidad habitual», precisa. Cinco de ellos tienen
covid-19, todos sin vacunar.
A nivel
nacional, el número de pacientes con coronavirus en cuidados intensivos sigue
siendo inferior al máximo alcanzado a finales de 2020, pero los hospitales son
más vulnerables debido a la grave escasez de personal sanitario.
«No hay un
umbral único a partir del cual podamos decir que ahora todo el sistema de salud
se derrumbará», afirma Gerald Gass, presidente de la asociación alemana de
hospitales. Pero ya hay «señales de
advertencia», declaró esta semana al diario Handelsblatt, citando las tensiones
en los hospitales de Baviera y Thüringe, otra región especialmente afectada.
Personal agotado
En el hospital
de Freising, el doctor Marx describe «una gran incomprensión» del personal
hospitalario ante el deterioro de la situación que era, según él, «previsible y
habría podido evitarse».
Con una tasa de
67,7%, Alemania no se destaca entre los países de Europa occidental como uno de
los más vacunados.
El jueves, el
parlamento aprobará con urgencia un proyecto de ley que restablece las
restricciones para intentar detener el aumento de las nuevas infecciones
diarias -entre 30.000 y 50.000 esta semana-.
El plan prevé un
regreso masivo al teletrabajo y la necesidad de un pase sanitario para utilizar
los transportes.
El texto
preparado por la coalición gubernamental, que sucederá pronto a la mayoría de
Angela Merkel, debe permitir a los Länder tomar medidas dirigidas a las
personas no vacunadas.
Varias regiones,
incluida Berlín, ya les prohíben el acceso a los acontecimientos culturales,
deportivos e incluso a los restaurantes.
La situación es
esta vez mucho más delicada en los hospitales alemanes ya que disponen de
«4.000 camas de cuidados intensivos menos que hace un año debido al personal
sanitario agotado, que dejó su empleo o redujo su tiempo de trabajo», explica
Gernot Marx, Presidente de la Asociación Alemana de Medicina de Cuidados
Intensivos.
Una escasez que
afronta a diario el doctor Niklas Schneider, jefe del servicio de cuidados
intensivos de la clínica Munich Schwabing. «Tenemos mucho menos personal
especializado que durante las primeras olas (de casos de covid-19)».
Como en
Freising, su unidad de cuidados intensivos está al máximo de su ocupación y el
doctor Schneider habla de una situación «catástrófica».
Según la revista Spiegel, sólo una cuarta parte de las 1.300 unidades de cuidados intensivos pueden funcionar a plena capacidad, debido a la falta de personal.
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