Fuente: El Nacional
Austria entró
oficialmente en confinamiento el lunes pasada la medianoche, una medida severa
que desató protestas el fin de semana, al igual que en países como Bélgica y
Holanda, donde hubo manifestaciones contra las restricciones por el covid-19.
Viena parecía
una ciudad muerta, donde los comercios, restaurantes, mercados navideños, salas
de concierto y peluquerías bajaron la cortina. Salvo las escuelas, la capital y
el resto del país amanecieron el lunes en silencio.
Como en
confinamientos precedentes, los 8,9 millones de austriacos, en teoría, tienen
prohibido salir de su casa salvo para hacer compras, practicar deporte o
recibir atención médica.
También se
permite ir a la oficina y llevar niños a la escuela, pero las autoridades
llamaron a la población a permanecer en casa.
El anuncio de
las medidas el viernes ante un repunte de contagios del coronavirus, encontró
eco en otras partes de Europa, con grandes protestas en Holanda y Bélgica,
entre otros países.
Holanda vivió el
domingo su tercera noche seguida de protestas, con fuegos artificiales y
vandalismo en las ciudades norteñas de Groningen y Leeuwarden, así como
Enschede en el este y Tilburg en el sur.
Sin embargo, las
protestas fueron menos intensas y violentas que las que estremecieron a
Róterdam el viernes y La Haya el sábado.
La policía
holandesa indicó que 145 personas fueron detenidas después de los tres días de
protestas.
La molestia en
Holanda surgió por las restricciones que afectan especialmente a los
restaurantes, que deben cerrar a las 20H00.
Caos
El gobierno
holandés ha planteado prohibir el acceso de los no vacunados a ciertos lugares
para contener la ola de contagios.
«La gente quiere
vivir… por eso estamos aquí», declaró a AFP Joost Eras, uno de los
organizadores de las manifestaciones, quien sin embargo se distanció de la
violencia.
En Austria, el
escenario parecía impensable apenas semanas atrás, cuando el excanciller
conservador Sebastian Kurz declaró el fin de la pandemia ante la proliferación
de las vacunas.
Su sucesor
Alexander Shallenberg, quien asumió en octubre, «no quiso contradecir ese
mensaje y por mucho tiempo mantuvo la ficción» de que todo estaba bien, comentó
a AFP el politólogo Thomas Hofer.
Con el aumento
de contagios, que alcanzaron niveles inéditos desde el inicio de la pandemia,
el gobierno austriaco comenzó a tomar medidas dirigidas a los no vacunados,
impidiendo su acceso de sitios públicos.
La tasa de
vacunación es «descaradamente baja», con 66% de la población frente a 75% en
Francia, por ejemplo, señaló el politólogo.
Además del
confinamiento, previsto hasta el 13 de diciembre, la vacunación de la población
adulta será obligatoria para el 1 de febrero de 2022, una medida que pocos
países del mundo han adoptado.
«Es un verdadero
caos», indicó Hofer, al señalar «la ausencia de una estrategia clara del
gobierno».
«Yo esperaba que
no llegaríamos a eso, sobre todo ahora que tenemos la vacuna. Es dramático»,
opinó Andreas Schneider, economista belga de 31 años que trabaja en Viena.
Movilización y disturbios
La reacción no
se hizo esperar: la tarde del sábado, unas 40.000 personas marcharon por las
calles de Viena al grito de «dictadura», convocados por el partido de extrema
derecha FPO.
También en la
ciudad norteña de Linz se dio una movilización de miles de manifestantes.
En otras partes
de Europa, además de Holanda, también sube el número de contagios, vuelven las
restricciones y crecen las frustraciones.
En Bruselas se
registraron choques el domingo cuando decenas de miles de personas se
congregaron en oposición a las medidas dirigidas a los no vacunados.
También se
dieron movilizaciones en Australia contra la vacunación, mientras que en las
Antillas francesas se registraron protestas violentas contra la exigencia del
pase sanitario y la vacunación obligatoria de personal médico.
El departamento francés de Guadalupe, en el Caribe, recibió el domingo refuerzos policiales de Francia después de las manifestaciones violentas contra la exigencia de vacunación obligatoria.
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