Si de algo podrá sentirse orgulloso Daniel Alvarado mañana, cuando
celebre siete décadas de vida, es de la huella que ha dejado en el medio
artístico venezolano. Su buen hacer en la televisión y el cine lo colocan en la
pléyade de primeros actores que, a punta de temperamento y talento, sacan
adelante cualquier personaje; sin olvidar la faceta musical que aportó algunos
clásicos a la banda sonora del país.
Sin duda. Es recurrente la discusión de si el artista nace o se hace.
En el caso de Denis Daniel Alvarado Morillo no hay mucho que discutir. Vino al
mundo el 12 de agosto de 1949, en La Limpia, sector La Fusta de Maracaibo y ya
a los ocho años fue fundador de la agrupación gaitera Estrellas del Lago. Un
año después, debutó sobre las tablas con la obra La gallina de los huevos de
oro. En el Liceo Jesús Enrique Lossada continuó desarrollando su vocación,
igual que lo hizo en el Teatro Estable de la Universidad del Zulia (Teluz) y en
Los Tropicales del Éxito.
Al cumplir los 20 decidió mudarse a Caracas. En esos primeros tiempos,
asistió a la audición de la obra Venezuela erótica, escrita por Pedro León
Zapata, y realizó pasantías en el grupo Rajatabla.
Por aquel entonces, fue fichado por Ricardo Aguirre para entrar a
Cardenales del Éxito. Se estrenó en 1970 con éxitos como La botellita y
Trigueña hermosa. Un par de años después llegaría El negrito fullero,
imprescindible en el repertorio navideño. Pasó a Los Caracuchos y después a Los
Melódicos, orquesta en la que Renato Capriles le entregó la letra de El
pastorcillo, canción en tono de melodrama que sonó insistentemente en 1975. Su
faceta como cantante tuvo una nueva etapa en los 80, cuando integró El Trabuco
Gaitero.
La pantalla. El debut en la pantalla chica de Daniel Alvarado fue en La
cruz de la montaña, telenovela de Venezolana de Televisión. En este canal
viviría un momento glorioso al interpretar a Mauricio Lofiego en La dueña,
adaptación realizada por José Ignacio Cabrujas del clásico literario El conde
de Montecristo de Alejandro Dumas.
Al día de hoy, su currículo reúne numerosos títulos de producciones
dramáticas como: Alba Marina, La revancha, Samantha, Rosangélica, Bellísima, El
perdón de los pecados, Guerra de mujeres, Mi gorda Bella, Mi prima Ciela, Dulce
amargo y La virgen de la calle, por mencionar solo algunos de particular
importancia.
A esta labor hay que sumar la realizada en la gran pantalla, bajo las
órdenes de cineastas como Solveig Hoogesteijn, Román Chalbaud, Carlos Azpúrua y
Mauricio Walerstein, en Macu: la mujer del policía, Cangrejo II, Disparen a
matar y De mujer a mujer, respectivamente.
Tanto el público como la crítica han acompañado a Daniel Alvarado en su
tránsito por el mundo del entretenimiento, en el que ha dejado un legado que
incluye carga genética. Su única hija, Daniela, está considerada entre las
mejores actrices de su generación, mientras que su retoño Carlos Daniel se ha
formado para trabajar detrás de las cámaras como escritor y director. Con
ellos, el apellido paterno se mantendrá presente en las candilejas de la escena
nacional por un buen tiempo.
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