@estebanmieres/Fotos:
Marcos Tang
Nicacia Bonillo y Wilfredo José Villalba,
llevan más de 30 años viviendo en el Cerro El Tigre de Carúpano y más de
un año que le ha tocado, al igual que a otros vecinos, usar una toma de agua
ubicada en la ruinas del sistema de bombeo ubicado en el sector del Bulevar
José Francisco Bermúdez en la Avenida Rómulo Gallegos, frente a la estación de
Bomberos.
“Hay mijo, llevamos más de un año bañandonos
y cargando agua para la casa de este lugar. Al cerro no sube ni una gota de
agua y tampoco la llevan con cisterna. Nadie se compadece con nosotros. Ni
alcaldía, ni gobernación. Diganle a Maduro como estamos viviendo en el Cerro El
tigre, a ver si nos ayuda” fueron las palabras de Nicacia Bonillo al vernos
llegar con la cámara fotográfica.
La construcción del sistema de bombeo nunca
fue inaugurada. Construida por el Ministerio del Ambiente hace unos años para
impulsar las aguas servidas provenientes de las parroquias Santa Rosa, Santa
Teresa y Macarapana, es una muestra de desidia gubernamental y vandalismo
social. Las ventana de vidrio y aluminio no existe. De las bombas que debían
impulsar las aguas hasta Campo Ajuro y ésta a su vez hacia la planta de
tratamiento en Playa Grande, no queda ni rastro. La planta generadora de
electricidad quedan el bloque del motor y unas que otras piezas inútiles.
Las agua servidas se derraman directamente al
río Candoroso que desemboca en la playa de El Muelle de Carúpano. a penas unos
pocos metros de la “Estación de Bombeo”. El olor es insoportable y el nivel de
contaminación es alto. Sin embargo la gente va a diario a bañarse y a cargar
agua de un agujero que nadie sabe de dónde sale.
“Se
supone que es del acueducto de Carúpano” dice Wilfredo Villalba, quien se luego
de llenar unas pimpinas de plástico se comienza a bañar.
Los niños han tomado unas tanquillas más
grande para bañarse como si fueran unas piscinas. Se puede observar a los niños
divertirse sin importarle el riesgo que pudieran estar tomando al usar esa
agua.
Los niños han tomado unas tanquillas más
grande para bañarse como si fueran unas piscinas. Se puede observar a los niños
divertirse sin importarle el riesgo que pudieran estar tomando al usar esa
agua.
“Esto es todos los días. Que más nos queda
hacer. Es la única forma que tenemos para bañarnos, hacer comida y beber agua
en el Cerro El Tigre. Para tener agua hay que usar una bomba y nosotros no la
tenemos. Si no hay que pagar hasta 400 bolívares a los muchachos para que nos
suban una botella de agua” manifestó Nicacia.
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